Hang Mioku, coreana de 51 años, se hizo su primera cirugía plástica con 28 años, y es desde entonces cuando no ha podido parar de realizarse operaciones. Se mudo a Japón solo para poder así realizarse mas operaciones, sobretodo en el rostro.
Tras su primeras operaciones su apariencia cambio, le agrado verse distinta hasta tal punto que le provoco una adicción a las cirugías.
Llego el momento en que su rostro era irreconocible, sus padres ya no veían a su hija cuando la miraban, y es que se ha quedado totalmente desfigurada. Pero el desfigurarse no le hizo parar, y siguió realizándose operaciones.
Algunos cirujanos lógicamente se opusieron a seguir operando, ya que le advertían de que tenia un problema psicológico, pero lo increíble es que otros cirujanos si aceptaron pese saber que su paciente tenia una adición incontrolada.
Tras su primeras operaciones su apariencia cambio, le agrado verse distinta hasta tal punto que le provoco una adicción a las cirugías.
Llego el momento en que su rostro era irreconocible, sus padres ya no veían a su hija cuando la miraban, y es que se ha quedado totalmente desfigurada. Pero el desfigurarse no le hizo parar, y siguió realizándose operaciones.
Algunos cirujanos lógicamente se opusieron a seguir operando, ya que le advertían de que tenia un problema psicológico, pero lo increíble es que otros cirujanos si aceptaron pese saber que su paciente tenia una adición incontrolada.
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